Arancedo: "Las grietas dejan heridas difíciles de cerrar; hay que elevar el nivel de diálogo político"
Arancedo: "Las grietas dejan heridas difíciles de cerrar; hay que elevar el nivel de diálogo político"
El
presidente del Episcopado advirtió que el país no puede quedar enredado
"en chicanas preelectorales y enfrentamientos", pero se mostró
esperanzado en que las diferencias se superen tras octubre
Jueves 14 de septiembre de 2017
LA NACION
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Recién
llegado de Colombia, donde acompañó el llamado del papa Francisco a la
reconciliación y al acuerdo de paz, el presidente del Episcopado,
monseñor José María Arancedo, advirtió que en la Argentina también es
necesario que las fuerzas políticas se animen a dar un paso en favor del
encuentro después de las elecciones. "No tenemos que quedarnos en la
chicana política preelectoral", dijo Arancedo a LA NACION, en plena recta a los comicios legislativos de octubre.
El arzobispo de Santa Fe, que en octubre cumplirá 77 años y en noviembre dejará la presidencia del Episcopado (ver aparte), insistió en que es imperioso pensar en el largo plazo y afirmó que el país necesita "dirigentes y estadistas que piensen la Argentina de acá a 20 años". Pidió elevar el nivel de diálogo político y proyectar en el horizonte un clima de entendimiento, lo que podría facilitar un escenario más apropiado para una eventual visita del papa Francisco a la Argentina.
-¿El llamado del Papa a la reconciliación se interpreta como un mensaje a toda la región?
-Es el mensaje de la Iglesia desde el Evangelio. Hay una coyuntura, pero es una palabra que vale para todos. Todo camino hacia la paz, si bien necesita de verdad y justicia, tiene que tener como horizonte la reconciliación, que no es impunidad. Son pasos que hay que dar y no esperar que los dé primero el otro. Sin esa actitud positiva la paz es más difícil.
-¿El clima de enfrentamiento se da también en la Argentina?
-También y lo dijimos muchas veces los obispos. Cuando hablamos de reconciliación no hablamos de impunidad, sino de verdad, de justicia, de reparación. Para reconciliarnos no tenemos que ser amigos. Podemos tener diversidad de opiniones y actitudes, pero la reconciliación es sentirnos parte de la misma humanidad. Cuánto más en un mismo país. La Argentina necesita reconciliación, sentirnos parte de la misma familia.
-¿Las diferencias se acentúan en la campaña electoral?
-Eso pasa. No tenemos que quedarnos en la chicana política preelectoral. Hay que mirar con horizontes superadores. El país necesita dirigentes y estadistas que piensen la Argentina de acá a 20 o 30 años, con políticas de consenso.
-¿Hay dirigentes que estén pensando de acá a 20 años?
-Yo entiendo que sí. A veces la urgencia política de las elecciones puede llegar a fraccionar mucho, pero todo dirigente político tiene que tener como horizonte un país en el que todos nos encontremos.
-¿Cómo percibe el clima político en la campaña?
-No es fácil de definir el clima electoral. Uno lamenta las polarizaciones, las grietas, que dejan heridas difíciles de cerrar. Tiene que haber firmeza en lo que uno defiende, pero con respeto cívico. Hay que elevar el nivel de diálogo político y no quedarse enredados en chicanas y enfrentamientos, que lejos de acercarnos nos alejan.
-¿El clima de virulencia lo atribuye al período electoral?
-Entiendo que se va a diluir. Necesitamos el encuentro de la clase dirigente. Eso no significa uniformidad, que todos piensen igual. La diversidad enriquece. Hace falta una ejemplaridad de la dirigencia política. El ejemplo siempre viene de arriba.
-¿Tuvo un encuentro con Francisco en Colombia?
-Sí, participé de tres encuentros, en Bogotá y en Medellín. Cuando me vio se acercó a saludarme, me dio un abrazo y me dijo que está muy cerca de todos. Me agradeció que hubiera ido. Le expliqué que fui en nombre de los obispos argentinos, le manifesté nuestra cercanía y acompañamiento.
-¿Transmitió algún mensaje a la Argentina?
-No, no se habló de la Argentina.
-¿Y de una posible visita al país?
-Él tiene ganas de venir. No hay fecha ni agenda. Pero entiendo que para el próximo año es posible. Me lo dijo en oportunidades anteriores, lo hemos invitado, incluso, con una carta firmada por todos los obispos. Pero él siempre nos dice: "Espérenme un poco, tengo una agenda muy cargada". Son sus tiempos y uno los respeta. Vendrá cuando él crea que es el momento oportuno. Siempre tratará de ser instrumento de paz.
-¿Dependerá del clima político que se viva en el país?
-Lo definirá él. Siempre habrá climas diversos, pero una vez que ponga la fecha todos van a mirar con entusiasmo y alegría su llegada. No solamente por ser el Papa, sino porque es Bergoglio. El gobierno argentino también lo ha invitado. En el corazón de todos está el deseo de que venga.
-¿Es positivo que avancen en la Justicia las causas de recientes hechos de corrupción?
-No hay que temer que la Justicia actúe con autonomía, celeridad. El Estado necesita de una justicia independiente, sin espíritu de venganza ni revanchismo. Que actúe con celeridad y no se duerma. Pero no hay que temerle.
-¿Cómo sigue la Iglesia el caso Maldonado?
-Es un tema que nos tiene tristes. La Iglesia y todos queremos que aparezca, Dios quiera con vida, que se sepa qué pasó y que la Justicia actúe. Son temas que no podemos poner en clave política. La Justicia tiene que dar a la sociedad una palabra firme y definitiva.
-¿Hubo algún pedido a la Iglesia?
-La Iglesia ha hablado en alguna oportunidad. Todos queremos que aparezca y que aparezca con vida. Todos tienen que colaborar. El Gobierno y todos los que puedan aportar datos.
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