¿Hará Macri algo más que gradualismo después de las elecciones?
Viernes 29 de septiembre de 2017
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Mauricio
Macri parece vivir uno de sus momentos de mayor gloria desde que llegó a
la Casa Rosada. Y no sólo por la buena performance electoral de agosto y
las expectativas favorables previstas para los comicios de octubre. La
principal razón es que, por primera vez, siente que puede ejercer el
poder presidencial sin pedirle permiso a la oposición.
"Antes de
las PASO, decían que podía terminar como Fernando de la Rúa. Después de
esas elecciones, hasta lo compararon con el general Perón", reflexiona
un funcionario muy cercano al jefe del Estado. Se trata, desde luego, de
un reflejo de una Argentina pendular. En rigor, Macri no tiene mucho
que ver con Perón. Sin embargo, el Presidente parece gozar cuando
alguien lo compara con el fundador del movimiento justicialista.Empresarios, sindicalistas, jueces y no pocos dirigentes de la oposición reconocen hoy a Macri como el centro del universo por donde pasa el poder real. Les bastaron los números de las PASO y una serie de señales del primer mandatario contra las amenazas del sindicalismo y contra el camarista Eduardo Freiler. Uno de estos últimos gestos fue el beneplácito que exhibió el Presidente ante la detención de Juan Pablo "el Pata" Medina.
Ya ningún empresario pregunta por la posibilidad de que Cristina Kirchner pueda volver al poder en 2019, al tiempo que Macri es visto como el primer presidente no peronista que no sólo concluiría su mandato constitucional por primera vez desde que Marcelo T. de Alvear dejó el gobierno, en 1928, sino que podría ser reelegido dentro de dos años.
La economía también ha empezado a sonreírle al Gobierno. Tras las PASO, la caída del riesgo país en la Argentina fue más pronunciada que la de otros países de la región, como puntualizó ayer en la conferencia de FIEL el economista Ricardo Arriazu, quien se animó a pronosticar para 2018 un crecimiento del PBI del 4,6 por ciento.
Pero una duda asoma en el horizonte de no pocos empresarios e inversores: ¿se animará a hacer Macri algo más de lo que viene anunciando, que no es mucho más de lo que proyectaba cuando tenía menos poder real que el que comienza a ostentar ahora?
Contrariamente a los deseos de no pocos de esos empresarios e inversores, la reforma laboral, de acuerdo con lo que se proyecta en la Casa Rosada y en el Ministerio de Trabajo, se limitaría a acuerdos sector por sector, como el celebrado en el sector petrolero para la exploración de Vaca Muerta. Cabe preguntarse también si las acciones contra las mafias sindicales, mencionadas una y otra vez por Macri, se reflejarán en un proceso de reformas estructurales profundas o quedarán en una simple señal para disciplinar al poder sindical.
El temor de algunos de que el Gobierno se termine enamorando del gradualismo es real, aunque se admite que sin él los objetivos electorales podrían haberse tornado inalcanzables. Pero al menos reina la convicción de que, con un espaldarazo en las urnas, el gradualismo no se transformaría en inacción.
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