El ARA San Juan comenzó a hundirse en 1983






La columna de Lanata

El ARA San Juan comenzó a hundirse en 1983

Aún hoy, hay quienes hablan como si los militares en actividad fueran los mismos de la década del 70.
El ARA San Juan comenzó a hundirse en 1983
Miembros de la Armada Argentina escuchan una comparecencia institucional del presidente Mauricio Macri. EFE/David Fernández
El ARA San Juan comenzó a hundirse el 30 de octubre de 1983. Desde entonces los argentinos no sabemos qué hacer con las fuerzas armadas. La insólita y valiente actitud de Alfonsín de promover el Juicio a las Juntas –la insólita y cobarde actitud de Alfonsín de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final- no alcanzaron para que el cauce de alguna normalidad llegara al sector.
Después de la dictadura el horror fue tal que nada alcanzaba: miles de muertos, bebés secuestrados, corrupción sofisticada y elemental, nos despertamos en un país que había tenido un ejército de ocupación. Y no supimos qué hacer con él. La autocrítica de Balza en 1995 no alcanzó, aunque llegó a significar un punto de inflexión. Nacía de las presiones de la política y los medios mientras en el Ejército aún convivían los carapintadas con la vieja guardia y los nuevos que llegaban a un sitio caótico, dividido entre el desconcierto y el fanatismo. Eran “ellos y nosotros”, y no sabíamos que hacer con ellos. Ellos, por su lado, se defendían desde la corporación.
Alfonsín los enfrentó a la ley y Menem al presupuesto: la presión norteamericana llevó a desarmar los proyectos Cóndor I y II, un misil de rango medio superficie-superficie que Argentina desarrollaba con Egipto e Irak. En 1993 el gobierno decidió enviar la mayoría de los componentes del Cóndor a Estados Unidos para su destrucción total.
Nadie hubiera esperado que la transformación de las fuerzas armadas a un grupo de boy scouts se diera durante el peronismo. Sin embargo, así sucedió y en paralelo al repudio social, el presupuesto bajó al mínimo disponible. ¿Para qué queríamos a las Fuerzas Armadas?. La mejor respuesta a esa pregunta surge de la lista de los ministros del área sin distinción de gobiernos detallada en una investigación de Ignacio Montes de Oca:
Oscar Aguad, el ministro que ahora tambalea a punto de caerse, es abogado y ocupó la cartera de Comunicaciones. Julio Martínez, el anterior, es ingeniero agrónomo. Agustín Rossi, ingeniero civil (Rossi firmó un cuestionado contrato con una empresa china para proveer uniformes. Está imputado por el pago de sobreprecios de entre el 170 y el 240% por la compra de alimentos para las bases antárticas, extravió una cabeza de guerra de un misil antitanque TOW en un regimiento de Caballería Blindada de La Plata, le entregó Fabricaciones Militares a la Cámpora, etc, etc).
Un resumen de la gestión kirchnerista en Defensa: de los trece C130 Hércules que recibieron, solo dejaron tres en funcionamiento. El resto, desguazado para repuestos; de sesenta aviones de combate que recibieron, dejaron ocho o quizás seis A4 obsoletos; la flota de superficie se redujo por la pérdida del destructor ARA Santísima Trinidad y la conversión del ARA Hércules en buque almacén. Sólo una de la seis corbetas de origen francés A69, el ARA Granville, opera sin problemas. Las fragatas Meko 360 y las corbetas Meko 140 tienen problemas de motores, la falta de aviones y la reducción de horas de vuelo produjo una brecha en la nueva generación de pilotos: hay solo ocho aviones disponibles. El FAL, un diseño belga del año 1952 debería haberse remplazado en los años ochenta, los Mirage y los A4 fueron diseñados en 1962...
Siguiendo con la lista: Arturo Puricelli era abogado; Nilda Garré, maestra de ingles y abogada; José Pampuro, médico oncólogo; Horacio Jaunarena, abogado; Ricardo Lopez Murphy, economista, al igual que Jorge Domínguez; Oscar Camilión, abogado y diplomático; Antonio Erman González, contador; Guido Di Tella, ingeniero civil; Humberto Romero. abogado, como Italo Luder;Germán Lopez. licenciado en Química, Roque Carranza ingeniero y Raul Borrás, periodista.
Veamos los actuales: la responsable funcional de encontrar al submarino es Graciela Susana Villata, secretaria de Servicios Logísticos para la Defensa y Coordinación Militar en Emergencias, nombrada por Aguad. Fue diputada nacional: presentó un proyecto para el envasado de la yerba mate en origen, la demolición de la Unidad 1 del SPF, un repudio contra el represor Barreiro y un pedido para declarar la emergencia en materia de violencia de género.
Debajo de Villata, como Secretario de Servicios Logísticos de Defensa, hay un ingeniero agrónomo, ex presidente del INTA y miembro de la Organización Meteorológica Mundial. Horacio Chighizola, secertario de Asuntos Militares, es el único que fue asesor en Defensa entre el 85 y el 89. La Fábrica Militar de Aviones está bajo el comando de Alberto Beltramonte un ex hombre de FIAT, la Secretaríaa de Planificación para la Defensa está vacante, y así.
“Está todo atado con alambre.Me cuesta creer que esto les sorprenda” dijo ayer Itatí Leguizamon, esposa de Germán Suarez, radarista del ARA San Juan.
Pasaron cuarenta y un años de la dictadura. Aún hoy, hay quienes hablan como si los militares en actividad fueran los mismos. Sólo pensando de ese modo podría haber calado en una parte de la opinión publica el “invento” de la desaparición forzada de Maldonado. ¿Cómo puede sostenerse que Macri mandó a desaparecer a alguien y que los gendarmes mantenían una especie de “pozo” o “chupadero”?. Sería más honesto, por caso, disolver las Fuerzas Armadas. Lo hicieron Costa Rica en 1948 y Panamá en 1990. Los países sin ejército deben ser unos veinte, la mayoría pequeñas islas o territorios de ultramar; en los casos de Lichtenstein o Andorra, por ejemplo, se aceptó que la defensa estuviera a cargo de terceros países: Suiza “custodia” Lichtenstein y España y Francia hacen lo propio con Andorra. Fuerzas Armadas sin un rol, sin presupuesto, ”estigmatizadas” y víctimas de un castigo eterno no le sirven a nadie y –peor-se ponen vidas en juego. Y ni hay peor muerte que la muerte por estupidez.

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