POLITICA SUBMARINO ARA SAN JUAN
El vínculo entre el default con el Club de París y el ARA San Juan
La historia detrás del submarino desaparecido revela una conexión con los vaivenes financieros argentinos.
A 9 días de la desaparición del submarino ARA San Juan y con
la única pista concreta de un evento hidroacústico de características
similares a la de una explosión, la esperanza de encontrar con vida a
los 44 tripulantes es casi nula. Mientras sigue la búsqueda, comienzan
las hipótesis, especulaciones y críticas de todos los sectores, que
piden explicaciones de las condiciones del navío antes de zarpar.
Lo cierto es que el ARA San Juan fue reparado en 2008 por el Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR) y vuelto a sus funciones en 2014, pocos meses antes de firmar el acuerdo con el Club de París. ¿Cuál es el vínculo del submarino con la deuda externa argentina? Que un valor importante de la deuda se desprende de una deuda con Alemania, precisamente por la adquisición de créditos para financiar la compra de submarinos. Incluso, hay quienes denuncian que la reparación debía ser en dicho país, pero finalmente fue en Argentina porque cuando se entró en default en 2002 se dejó de pagar la deuda a países como Alemania, y por ende se cerraron las puertas para cualquier financiamiento de ese tipo en el extranjero.
Al ser consultadas por PERFIL, fuentes del entorno del ex ministro de Defensa del kirchnerismo, Agustín Rossi, negaron esas versiones y afirmaron que el motivo de la reparación nacional del San Juan está ligada a la "reactivación de los astilleros locales" y la "mano de obra argentina".
"Cuando asume Néstor, toma la decisión de reactivar los astilleros argentinos con mano de obra argentina. Fue una decisión política para que la Armada recupere su capacidad de reconstrucción", explicaron, y también ejemplificaron con un caso anterior, cuando Menem mandó a reparar en 1999 el submarino Santa Cruz a astilleros de Brasil, siendo también un navío de origen alemán.
No obstante, un artículo publicado este viernes en Clarín relata cómo Alemania puso restricciones a la concesión de garantías de crédito a la exportación para proyectos en Argentina en 2002. Concretamente, el Comité Interministerial alemán decidió excluir de su paraguas de protección proyectos en los que firmas alemanas se involucraran en contrataciones con el sector público argentino. Así, mientras Argentina estuviera en default, el tesoro alemán no daría garantías a ningún banco de su país para financiar una obra contratada por el estado argentino ya que la nota de default impedía a la Argentina ser sujeta de crédito. Y esto valía también para la reparación en Alemania de media vida del navío.
"La deuda más importante que está en default con Alemania surge de los pagos pendientes por los submarinos", dijo un negociador argentino en 2008 al diario La Nación. Y al referirse a los submarinos, el negociador habla del Salta, el San Luis, el Santa Cruz y el San Juan, que fueron construidos en Alemania y enviados a la Argentina por pedido del almirante Eduardo Massera, condenado luego por la Justicia por múltiples violaciones de los derechos humanos. Fueron dos submarinos 209 y dos TR 1700; uno de ellos, el San Luis, participó de la flota en la Guerra de las Malvinas.
De esos cuatro, dos se iban a ensamblar en el astillero Domecq García con apoyo del grupo alemán Thyssen, que fue diseñado como una fábrica de submarinos. El ARA San Juan fue construido en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke y está al servicio del país desde 1985.
Pero a principios de los 80' la Argentina se encontraba en una situación de default, hecho que la Guerra de las Malvinas encubrió. El ministro de Economía del régimen conducido por Leopoldo Galtieri, Roberto Alemann, buscó renegociar los pagos, pero luego se sucedieron los golpes internos en el Ejército y en medio del final de la dictadura se dejó de cumplir con el pago de la deuda externa. Así, el astillero casi se paralizó desde 1984, y el gobierno de Carlos Menem terminó de frenarlo.
En esas grandes instalaciones, ubicadas en la Costanera Sur, siguieron guardadas "grandes moles de acero y las varias toneladas de piezas y partes para el armado de futuros submarinos", según relató alguna vez el ex ministro de Economía Domingo Cavallo.
Y aunque esos submarinos nunca se hicieron, lógicamente la empresa alemana reclamó por su aporte, que fue renegociado varias veces desde el regreso de la democracia. En 1985, la primera rueda la llevó a cabo el ministro Bernardo Grinspun con el gobierno de Raúl Alfonsín, luego, Cavallo con Menem en 1992, siempre para postergar pagos. Cristina Fernández fue quien finalmente en 2014 pagó toda la deuda, aunque con altísimos intereses punitorios.
Lo cierto es que el ARA San Juan fue reparado en 2008 por el Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR) y vuelto a sus funciones en 2014, pocos meses antes de firmar el acuerdo con el Club de París. ¿Cuál es el vínculo del submarino con la deuda externa argentina? Que un valor importante de la deuda se desprende de una deuda con Alemania, precisamente por la adquisición de créditos para financiar la compra de submarinos. Incluso, hay quienes denuncian que la reparación debía ser en dicho país, pero finalmente fue en Argentina porque cuando se entró en default en 2002 se dejó de pagar la deuda a países como Alemania, y por ende se cerraron las puertas para cualquier financiamiento de ese tipo en el extranjero.
Al ser consultadas por PERFIL, fuentes del entorno del ex ministro de Defensa del kirchnerismo, Agustín Rossi, negaron esas versiones y afirmaron que el motivo de la reparación nacional del San Juan está ligada a la "reactivación de los astilleros locales" y la "mano de obra argentina".
"Cuando asume Néstor, toma la decisión de reactivar los astilleros argentinos con mano de obra argentina. Fue una decisión política para que la Armada recupere su capacidad de reconstrucción", explicaron, y también ejemplificaron con un caso anterior, cuando Menem mandó a reparar en 1999 el submarino Santa Cruz a astilleros de Brasil, siendo también un navío de origen alemán.
No obstante, un artículo publicado este viernes en Clarín relata cómo Alemania puso restricciones a la concesión de garantías de crédito a la exportación para proyectos en Argentina en 2002. Concretamente, el Comité Interministerial alemán decidió excluir de su paraguas de protección proyectos en los que firmas alemanas se involucraran en contrataciones con el sector público argentino. Así, mientras Argentina estuviera en default, el tesoro alemán no daría garantías a ningún banco de su país para financiar una obra contratada por el estado argentino ya que la nota de default impedía a la Argentina ser sujeta de crédito. Y esto valía también para la reparación en Alemania de media vida del navío.
"La deuda más importante que está en default con Alemania surge de los pagos pendientes por los submarinos", dijo un negociador argentino en 2008 al diario La Nación. Y al referirse a los submarinos, el negociador habla del Salta, el San Luis, el Santa Cruz y el San Juan, que fueron construidos en Alemania y enviados a la Argentina por pedido del almirante Eduardo Massera, condenado luego por la Justicia por múltiples violaciones de los derechos humanos. Fueron dos submarinos 209 y dos TR 1700; uno de ellos, el San Luis, participó de la flota en la Guerra de las Malvinas.
De esos cuatro, dos se iban a ensamblar en el astillero Domecq García con apoyo del grupo alemán Thyssen, que fue diseñado como una fábrica de submarinos. El ARA San Juan fue construido en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke y está al servicio del país desde 1985.
Pero a principios de los 80' la Argentina se encontraba en una situación de default, hecho que la Guerra de las Malvinas encubrió. El ministro de Economía del régimen conducido por Leopoldo Galtieri, Roberto Alemann, buscó renegociar los pagos, pero luego se sucedieron los golpes internos en el Ejército y en medio del final de la dictadura se dejó de cumplir con el pago de la deuda externa. Así, el astillero casi se paralizó desde 1984, y el gobierno de Carlos Menem terminó de frenarlo.
En esas grandes instalaciones, ubicadas en la Costanera Sur, siguieron guardadas "grandes moles de acero y las varias toneladas de piezas y partes para el armado de futuros submarinos", según relató alguna vez el ex ministro de Economía Domingo Cavallo.
Y aunque esos submarinos nunca se hicieron, lógicamente la empresa alemana reclamó por su aporte, que fue renegociado varias veces desde el regreso de la democracia. En 1985, la primera rueda la llevó a cabo el ministro Bernardo Grinspun con el gobierno de Raúl Alfonsín, luego, Cavallo con Menem en 1992, siempre para postergar pagos. Cristina Fernández fue quien finalmente en 2014 pagó toda la deuda, aunque con altísimos intereses punitorios.
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