Ante la falta de un conductor en el peronismo, aparece la figura de Jorge Bergoglio
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Tras el debate en torno a la reforma previsional, se hace visible la
crisis en el peronismo y la CGT y aparece la figura del papa Francisco
Lunes 25 de diciembre de 2017 • 22:40
Asistimos
a una especie de crisis muy extendida de la política, de los sistemas
políticos, de las formas de representación, y casi exclusivamente, en
Occidente. En este contexto de inestabilidad de los sujetos
tradicionales con que se movía la política en muchos países se inscribe
lo que ha pasado en las últimas semanas en la Argentina.
Para
entender las dificultades que ha tenido el Gobierno para pactar con la
oposición, hay que remontarnos a los últimos 17 años. En 2001, la
Argentina tuvo una tormenta en el campo de la política y la principal
víctima fue el partido radical. Sin la crisis del radicalismo, no se
entiende la hegemonía kirchnerista y, mucho menos se entiende Cambiemos,
que es un experimento en formación, que tiene el lugar que tiene en la
historia presente, en gran medida, por la crisis que tuvo el radicalismo
para representar a las capas medias.
Estamos
asistiendo a una gran crisis del peronismo. Es difícil identificar a
cuándo se remonta, pero hay un síntoma: el peronismo, que fue creado
para la Provincia de Buenos Aires, que parecía imbatible, viene de tener
tres derrotas consecutivas en la Provincia: el aparato bonaerense
perdió contra Sergio Massa, perdió con Vidal -ayudado por la candidatura de Anibal Fernández- y acaba de perder de nuevo con Cristina Kirchner a la cabeza. La crisis del peronismo, en buena medida, le impide a Macri encontrar a alguien con quien acordar.
Llega
la reforma previsional, que desató un huracán, y el triunvirato de la
CGT declara un paro rarísimo y desganado, que se desencadena porque la
CTA, la izquierda y los propios Moyano realizaron sobre la conducción de
la CGT. Schmid está a punto de renunciar, el triunvirato quedó prácticamente desbaratado.
El
Gobierno mira esta crisis como una oportunidad para vengarse de esa CGT
que lo traiciona y avanzar en un tema central para la vida pública
argentina: las obras sociales. Ahí está en carpeta un proyecto, que es
mandar una gran auditoría a las obras sociales sindicales que miraría no
solamente el régimen de subsidios sino a los contratos. ¿Cuáles son los
costos de los contratos de salud que realizan los sindicalistas desde
las obras sociales? ¿Están quebradas o hay costos desmadrados y, en el
medio, algún negocio?
Macri, a pesar de
todo este desmanejo en las negociaciones, consigue un triunfo que ha
pasado casi inadvertido: logra que el peronismo le habilite 65 mil
millones de pesos a Cambiemos, en la figura de María Eugenia Vidal, para
armar un nuevo fondo del Conurbano. Eso para Macri puede significar la
reelección propia y la de Vidal.
¿Cuál
es la dificultad del peronismo para salir de la crisis? Que están todos
despegando del escándalo que fue el gobierno de los Kirchner en materia
de corrupción, se quejan del autoritarismo de Cristina Kirchner,
pero nadie va por el modelo económico y social que proponen para la
Argentina. Mientras el peronismo no dé esa discusión, difícilmente va a
poder salir de la crisis.
Ante la falta de un conductor en el peronismo, aparece muy difusa, convenientemente lejana, la figura de Jorge Bergoglio
en Roma. Con el peronismo vacante, puede pensar Bergoglio, la iglesia
tiene que hacerse cargo de la demanda social. No solamente porque el
peronismo no puede formularla, sino para que esa demanda no se
radicalice hacia la izquierda.
Macri, y buena parte del Gobierno, la tratan a Carrió terapeúticamente. Nadie la toma muy en serio.
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