Ante Moyano, Macri enfrenta un riesgo y una oportunidad
La pelea de fondo entre Mauricio Macri y
Hugo Moyano representa, al mismo tiempo, una oportunidad y un riesgo
para el presidente de la Nación. Con esta disputa ante el más poderoso
sindicalista argentino, el primer mandatario ha encontrado una
alternativa para recuperar la iniciativa política en uno de los momentos
más difíciles de su gestión en términos de imagen en la opinión
pública. Es una ocasión para renovar el respaldo de una parte de la
ciudadanía que apostó al cambio y que rechaza un modelo basado en los
privilegios corporativos, la corrupción y la prepotencia. Especialmente
cuando, unidos por el espanto a la Justicia y por circunstancias donde
el muerto parece reírse del degollado, moyanistas y kirchneristas se
disponen a marchar juntos.
Desde luego, hay riesgos para el Gobierno. El sindicato
camionero ostenta un importante poder de fuego. Puede paralizar buena
parte de la economía del país, al tener bajo su control el transporte de
combustibles y el abastecimiento de supermercados o cajeros
automáticos. Y pese a las deserciones sindicales que sufrió la
convocatoria de Moyano para el miércoles próximo, todo indica que la
movilización sobre la avenida 9 de Julio será multitudinaria. Algunos
gremios docentes, los bancarios y los estatales harán su contribución,
del mismo modo que la militancia de ciertas organizaciones sociales, de
fuerzas de izquierda como el Partido Obrero y del kirchnerismo.No será, sin embargo, la cantidad de manifestantes el dato más relevante para el futuro político, sino la reacción de unos y otros tras esa demostración de fuerza, tanto como la interpretación que del devenir de esta confrontación efectúen los operadores económicos.
El nuevo desafío para el gobierno de Macri es enfrentar a una vieja corporación sindical contra la que ningún gobierno se animó a arremeter, pero que hoy luce más debilitada que nunca, entre las obscenas imágenes de montañas de dólares y de fastuosas residencias construidas con el dinero de los trabajadores, de los aprietes o de inconfesables negociados que involucran a clanes familiares.
Macri y Moyano se conocen desde hace mucho. Cuando el primero gobernaba la ciudad de Buenos Aires, arribaron a importantes y controvertidos acuerdos en cuestiones como la recolección de basura. Años después, el Presidente considera que el líder camionero no solo es un fiel representante de la vieja corporación sindical, sino también un emblema del costo logístico, que hace que un flete desde el norte argentino hasta el puerto de Buenos Aires resulte más caro que trasladar esa misma mercadería de aquí al otro lado del océano Atlántico.
Pero más allá de esa peculiar lucha de Macri para enfrentar el costo argentino y dar una señal concreta a potenciales inversores, subyace ahora una pelea casi personal, en la cual el Presidente percibe que no puede ceder. Su adversario está golpeado, confundido y, por momentos, asustado, como lo manifestó cuando, sin medir las consecuencias, afirmó que al actual Gobierno le quedaba poco tiempo.
Por:
Fernando Laborda
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