"Astrología esotérica", el libro donde López Rega profetizaba el sangriento futuro de la Argentina
El consejero y ministro de Juan Domingo Perón, el hombre más poderoso del gobierno de Isabelita, el creador de la Triple A fue también "El Brujo"y "el hermano Daniel" en la secta Anäel. cuando transitó el submundo de los ritos esotéricos. En su libro, auguraba que el futuro traería racismo y violencia en el país
Corren los últimos días de marzo de 1970 y la primavera empieza a despuntar en Madrid. Son poco más de las tres de la tarde y Tomás Eloy Martínez camina por la Gran Vía. Está cansado y contento. Durante cuatro días pudo conversar con Juan Domingo Perón
en Puerta de Hierro y ahora su único deseo es subirse al avión que lo
llevará de regreso a Buenos Aires para desgrabar y escribir las
entrevistas que publicará en la revista Panorama, que dirige Jacobo Timerman.
A medida que se va acercando al Palacio de Oriente, la alegría del
objetivo cumplido va perdiendo terreno frente a un fastidio que le
cuesta ocultar. Los tres libros que carga en la bolsa que aferra con su
mano izquierda empiezan a pesarle, y más le pesa la presencia de la
persona que acaba de regalárselos y ahora camina a su lado. Es el
secretario del General –que ha estado presente durante todas las
entrevistas, incluso interrumpiendo para corregir los dichos de su
jefe-, un hombrecito de mirada filosa y calva incipiente que responde al
nombre de José López Rega.
Se han encontrado un rato antes en una oficina donde, según sus propias palabras, el secretario tiene "un negocio de importaciones y exportaciones, para pucherear".
"Apenas entré, me había ofrecido tres libros de su cosecha, dedicados 'Al amigo cronista, cordialmente'
con una letra infantil y laboriosa. La firma respiraba a duras penas
dentro de una rúbrica envolvente, que se dejaba caer sobre cada letra
como un párpado; al pie de la rúbrica, un fleco desprendido de la R o de
la G (la caligrafía era ingenua pero a la vez confusa) estaba adornado
por tres puntos en forma de triángulo", recordará años después Tomás Eloy Martínez en su libro "Lugar común la muerte".
Ahora, mientras caminan, el hombrecito habla incansablemente sobre una "nueva era" que pronto cambiará el destino del mundo y el periodista no termina de encontrar una excusa convincente para sacárselo de encima.
"Nos internamos en los jardines de Sabatini y nos sentamos al fin ante
la estatua de Alfonso el Sabio. José López Rega completó una larga
exposición sobre la era de espiritualidad que se avecinaba, en la que todos los hombres reconocerían al General como un conductor y un iluminado", escribirá al relatar ese encuentro.
Finalmente logra despedirse y es entonces cuando el hombrecito le dice, señalando la bolsa:
-Todo está en esos libros.
A pesar del cansancio, esa noche –la última que pasará en la capital
española – Tomás Eloy Martínez se reúne a comer con un grupo de
periodistas en el Club de Corresponsales Extranjeros. Allí, entre plato y
plato, cuenta risueñamente su encuentro de esa tarde con el insólito
secretario de Perón. Tony Navarro, corresponsal de Associated Press en Madrid, lo escucha con una sonrisa en los labios.
-Si le crees –dice cuando Eloy Martínez termina su relato-, el retorno de Perón a la Argentina no depende de ningún avión negro sino de su libro de astrología.
Todos se ríen de la ocurrencia, pero más tarde, en la soledad de su
habitación de hotel, el periodista argentino abrirá la bolsa y comenzará
a hojear uno de esos libros. Es un mamotreto de 758 páginas (1.130
gramos exactos de peso), con tapas duras, titulado "Astrología Esotérica".
Las profecías del astrólogo
Con el subtítulo de "Secretos Develados",
José López Rega publicó "Astrología Esotérica" en 1962. Lo compuso y lo
imprimió con sus propias manos en la imprenta de la calle José P.
Tamborini 3761, de Buenos Aires, que había montado luego de retirarse de la Policía Federal con el grado de cabo.
El mamotreto fue distribuido de mano en mano por su autor -bajo el
sello de fantasía "Editorial Rosa de Libres"- fuera del circuito de las
librerías tradicionales, mientras que un manojo de ejemplares se
eternizó en sucesivas estanterías de la vieja Kier de la calle
Talcahuano, que hoy pervive en la Avenida Santa Fe.
En la tapa, sentado en la base de un precario zodíaco, un homúnculo sin
piel se toma una cabeza de mosca con las manos. Obra –como buena parte
de las ilustraciones del interior– de la "señorita Norma López", quien fuera la primera dama durante la brevísima presidencia de Raúl Lastiri (entre julio y octubre de 1973), cobijado por su suegro, ya que López Rega era por entonces ministro de Bienestar Social y consejero personal de Perón.
Impreso en humildes minúsculas negras sobre una banda blanca a lo largo
de la parte superior de la portada, el nombre del autor nada significó
para los argentinos de hace más de cinco décadas.
En la solapa, los editores –con un estilo que revela la pluma del
propio autor – elogian: "Esta obra penetra profundamente en los
misteriosos campos de la ASTROLOGÍA ESOTÉRICA, que hasta el presente,
permanecían ocultos para la mayoría de los diletantes con afinidades
espirituales. Es, en verdad, una obra que cumple la difícil misión de develar secretos zodiacales, en su relación con el género humano y demás REINOS inferiores. Su autor ha colocado al servicio del tema la experiencia de una vida dedicada a la investigación y la comprobación de las leyes de la naturaleza,
demostrando ser poseedor de una sensibilidad e intuición que le
permiten desarrollar el tema con notable sencillez y claridad. Creemos,
sinceramente, que este libro abre gallardamente el camino de una serie
de obras del mismo autor, que ya tenemos en prensa, y que a no dudar
serán recibidos por nuestros lectores con simpatía, valorando el gran
esfuerzo que ello representa al servicio del bienestar de la HUMANIDAD".
Una vez dentro, López Rega desgrana sus secretos develados: precisas
"consideraciones revolucionarias" sobre "la música de la Nueva Era",
"sobre el baile clásico en la Nueva Era", "los perfumes de la Nueva
Era", "la pintura de la Nueva Era" y prefigura el futuro de la Argentina
y del planeta.
La política y los astros
A lo lago de más de setecientas páginas donde proliferan las mayúsculas, López
Rega desarrolla una teoría delirante donde se conjugan la política y
los astros en una ensalada sazonada con música, colores, coreografías,
geometría, una adaptación cabalística del alfabeto y perfumes.
Por ejemplo: "Cada movimiento del BAILE CLÁSICO es una figura
geométrica, y pensamos que para que dichos movimientos fueran realizados
de acuerdo a las LEYES DE LA NATURALEZA, era necesario unificar
ALFABETO, MOVIMIENTO, SONIDO Y COLOR", escribe.
Hay párrafos que parecen anticipar la estrategia que aplicará cuando conozca a Perón:
"¡Al que alardea de fuerte… exagérele los poderes de su fortaleza,
tendrá así un esclavo que lo adorará! ¡Cada cual tiene su propia vanidad
apuntando en cierto sentido, y es suficiente tocarla un poco, para que
se entregue como inofensiva criatura, ésa es la gran estupidez de la
HUMANIDAD, que se conforma con migajas de la torta y abandona ésta para
que se alimenten las alimañas!".
Y también, por la negativa, muestra los oscuros rencores que anidan en su alma y que motorizan su concepción política,
como cuando dice: "No existe en nuestra intención (la de él, López
Rega) ningún rencor, enemistad u odio por nada ni nadie, ya que todo
tiene su propia causa de ser; tampoco nos sentimos superiores a los
demás; dado que sólo DIOS tiene esa facultad por ser el SUPREMO CREADOR.
Pero al hablar de ARGENTINA o de AMÉRICA DEL SUD, nos referimos a lo
que por LEY DE LOS TIEMPOS, por NACIMIENTO FÍSICO Y ESPIRITUAL, nos
corresponde mantener incólume como CAPITAL".
Todo esto, en la concepción de López Rega, sólo puede lograrse con racismo y violencia.
Para llevar a cabo la misión que se adjudica a sí mismo en el libro,
será necesario: "Movimentar (sic) con NUEVOS ELEMENTOS a los ELEGIDOS de
la RAZA ANTERIOR ¡Es entonces que la MADRE NATURALEZA abre su fecundo
vientre eternamente virginal para desembarazarse de los elementos
antiguos y dar cabida a aquellos que le son necesarios para el trabajo
de los próximos 2.000 años!".
En la solapa posterior López Rega también revela el secreto de los
próximos seis libros, testimonio de su increíble versatilidad, capaz de
recorrer los oscuros territorios del ocultismo con obras como "Génesis
de la Nueva Era", "¡El hombre! ¡Un mundo desconocido!" y "Conocimientos
espirituales".
También, adelanta el nacimiento del género de autoayuda
con el "Libro Madre del Éxito (Predicciones y guía diaria válida hasta
el año 2000)". Junto a ellos se anuncian un enigmático "Libro de los
desheredados" y un insólito "Tratado de canto, impostación y arte
escénico".
Recostado en la cama del hotel madrileño, Tomás Eloy Martínez cierra el
libro, vencido por el sueño. Antes de dormirse, un interrogante queda
dando vueltas en su cabeza. ¿Cómo hizo este hombre para llegar a Perón?, se pregunta.
El cabo peronista y esotérico
Cuando escribió su "Astrología esotérica", José López Rega acababa de retirarse como cabo de la Policía Federal, fuerza a la que regresó con el grado de comisario general por orden de Perón en mayo de 1974.
Casi no hay registro de sus tiempos de uniforme azul. Uno de los pocos
testimonios de su paso por la Federal se lo brindó a principios de los
80, el legendario jefe de la sección de policiales del viejo diario Crítica, Gustavo Germán González, a uno de los autores de esta nota.
Al terminar una entrevista sobre vida y obra del mítico comisario Evaristo Meneses, el viejo cronista tiró un gancho:
-También conocí a otro policía que terminó siendo muy famoso… -arrancó.
-¿A quién?
-A López Rega.
-¿Cómo lo conoció?
-En una comisaría, cuando era cabo. Yo iba a buscar información y el comisario lo llamaba para que nos cebara mate. Era un tipo que nunca miraba a los ojos…
Por entonces, el futuro secretario de Perón ya se había sumado a la secta Anäel, donde se lo conocía como el Hermano Daniel.
La secta Anäel era una extraña mezcla de rosacrucismo, umbanda,
aggiornamentos de la secta fascista Thulé y variaciones sobre las
enseñanzas del fundamentalista A. Krumh-Heller, líder de una rama de los
rosacruces.
En la secta Thule habían revistado nada menos que Adolf Hitler, Rudolf Hess y Karl Haushoffer. El grupo tomaba su nombre de una isla mítica que se suponía estuvo situada al norte del planeta, y que habría sido el centro mágico de una civilización desaparecida.
Sin embargo, en sus delirios, los secretos de esta civilización no
estaban perdidos. Entes intermediarios entre los hombres y los seres del
Más Allá dispondrían para los iniciados una reserva de fuerza que
podría dar a Alemania la dominación del mundo para anunciar la
suprahumanidad y el hombre en mutación.
Para el Hermano Daniel, la política sería el instrumento para concretar su proyecto esotérico. Quizá sin saber la puerta que abría, el teniente coronel (R) Bernardo Alberte le abrió las puertas del peronismo en la clandestinidad.
Unos años después, en 1967, Alberte era nombrado delegado personal de
Perón. Nueve años más tarde, cuando el golpe de Estado de marzo de 1976,
fue una de las primera víctimas de los crímenes de la dictadura
encabezada por Jorge Rafael Videla, continuadora de los crímenes cometidos por la Triple A, comandada por López Rega.
Primero Isabel, después Perón
Ya de civil y con su nuevo oficio de imprentero López Rega combinó la
publicación de material esotérico con panfletos y documentos de la
Resistencia Peronista.
Esa tarea fue el primer paso en el camino que lo llevó hasta Juan Domingo Perón. Cuando en octubre de 1965 el general en el exilio envió a su mujer, María Estela Martínez, a realizar una gira por la Argentina para contrarrestar la movida neoperonista (de un peronismo sin Perón) que lideraba Augusto Timoteo Vandor, Alberte convocó a López Rega para que integrara la custodia de Isabelita.
El
Hermano Daniel encontró en las inclinaciones esotéricas de la tercera
esposa del General un regalo impensado para sus aspiraciones y pronto se
ganó su confianza y su admiración, que fueron creciendo durante los casi diez meses que Isabel permaneció en la Argentina.
En julio de 1966, al subir al vuelo de línea que la llevaría de regreso a Madrid, la
comitiva de María Estela Martínez de Perón tenía un nuevo integrante:
un hombrecito de mirada filosa y calva incipiente llamado José López
Rega.
Al día siguiente, el Hermano Daniel atravesaba las puertas de la Quinta "17 de Octubre" para transformarse en la sombra de Perón. Lo demás es historia conocida.
El Brujo, un bautismo fatal
Tomás Eloy Martínez no fue el único periodista argentino que leyó la
"Astrología Esotérica" de José López Rega. A mediados de 1972, un
ejemplar del mamotreto llegó a manos del periodista Pedro Leopoldo Barraza, que trabajaba en el diario La Opinión.
El Tarta, como llamaban sus colegas a Barraza, lo leyó de cabo a rabo y
publicó una crítica devastadora de la obra y de su autor, a quien
bautizó despectivamente con el apodo que lo acompañaría el resto de sus
días: "El Brujo".
El Brujo esperó más de dos años para cobrarse esa crítica que sintió como una afrenta.
Pedro Leopoldo Barraza fue asesinado el 13 de octubre de 1974 en Villa
Lugano por un comando parapolicial que lo fusiló y, ya muerto, le
destrozó la cabeza de un itakazo.
Para esa fecha, José López Rega era el hombre más poderoso del gobierno de la viuda de Perón y dirigía el accionar terrorista de la Triple A desde su despacho en el Ministerio de Bienestar Social.
SEGUÍ LEYENDO:
Comentarios
Publicar un comentario