Apostasía colectiva: largas filas en el lado verde para renunciar a la Iglesia Católica
Muchas personas que fueron a manifestarse en favor del aborto firmaron las planillas que llevó la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL) para desafiliarse del credo/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/infobae-wp/wp-content/uploads/2018/08/08160548/apostasia-colectiva-marcha-aborto-3.jpeg)
"Olé
olé olá, aborto libre y legal ya / y que los curas se vayan a laburar /
plata para educación sexual / y que los curas se vayan a laburar".
Un grupo de chicas canta mientras hace una fila que no es para comprar
hamburguesas ni pañuelos verdes. La hilera de hombres y mujeres es larga
y tiene un motivo menos estético que filosófico. Se trata de personas,
especialmente jóvenes, que esperan su turno para llenar el formulario
que inicia la apostasía, es decir, la desafiliación a la Iglesia católica.
Cientos, quizá miles, sellaron hoy su renuncia a la Fe. La convocatoria
nació en las redes sociales y se materializó sobre una mesa modesta
ubicada en Avenida de Mayo casi en la esquina de Salta, decorada con
carteles que invitaban a abandonar la religión católica y algunos
"memes" convertidos en stickers, como el de San Cayetano, el patrono del trabajo, con un pañuelo verde atado al cuello.
"Mi familia es re religiosa, mi papá es pastor apostólico y siempre pensé lo mismo, desde que era chica: que yo no tenía nada que ver con todo eso",
cuenta Camila Belén Scalisi. La chica de 21 años llegó junto a su amiga
Juana Mujica, quien explica que se enteraron por Facebook y fueron
directamente a buscar el stand en la avenida.
Casi todos los firmaron durante la marcha por la legalización del
aborto (el lado verde) traían la idea desde antes de que comenzara el
debate en Diputados, pero los argumentos expuestos por el lado celeste y
el aporte que hizo la Iglesia para motorizar la oposición al aborto
legal les detonó la acción.
/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/infobae-wp/wp-content/uploads/2018/08/08160534/apostasia-colectiva-marcha-aborto-5.jpeg)
"La religión es un chamuyo. Una forma de dominar y manipular. ¿Qué es la Fe? Me enoja la injerencia de la Iglesia católica en el aborto. Tienen
abusos y no lo dicen. Son impunes, y están respaldados por el Estado",
comentó Camila, que recuerda cuando a los ocho años le preguntó a su
papá pastor por qué las mujeres no podían ser ella también y la
respuesta, que jamás olvidó, fue: "Las mujeres están en el coro o son maestras".
La apostasía colectiva fue convocada por la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL). "Nosotros perseguimos la separación de Iglesia y Estado. La apostasía es un acto personal y político. Acá facilitamos el trámite", explica Marcela Brusa,
docente de 58 años, e integrante de la organización, que una vez
recolectadas las formularios se encargarán de llevarlos a los
respectivos arzobispados.
"Queremos que se sinceren los números de fieles. La Iglesia usa el número de bautizados para reclamar privilegios del Estado.
Ya ves que la mesa está llena de gente", sonríe Brusa, abrigada con una
campera que tiene estampadas las banderas del Vaticano y la Argentina
separadas por un rayo rojo.
"Hace mucho que lo quería hacer pero pensaba que era un trámite complejo. No estoy para nada de acuerdo con la iglesia. Mis padres me afiliaron sin preguntarme y no comulgo con esas ideas. No me interesa sumar a su poder.
Me parece malísimo institucionalmente y para el país lo que hace la Iglesia con el aborto. Es un avasallamiento en nombre de Dios. Pretenden hablar por todos", dice Sol Ugalde, de 29 años, diseñadora en comunicación visual.
Me parece malísimo institucionalmente y para el país lo que hace la Iglesia con el aborto. Es un avasallamiento en nombre de Dios. Pretenden hablar por todos", dice Sol Ugalde, de 29 años, diseñadora en comunicación visual.
/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/infobae-wp/wp-content/uploads/2018/08/08160523/apostasia-colectiva-marcha-aborto-7.jpeg)
Fernando Lozada,
es uno de los militantes de CAEL que recibe a los fieles que buscan
dejar de serlo. La mayoría no pregunta, simplemente completa el
formulario, entrega fotocopia de su DNI y se va, sintiéndose ex católico.
Una chica se acerca y le pregunta por qué, entre otras cuestiones,
pretenden sacar la simbología católica de los espacios públicos, como el
Salón de los Pasos Perdidos del Congreso.
"Fue entronizada a fines de los '90. Y muestra el privilegio de una
institución sobre otras que no pueden estar ahí. Y da un mensaje. ¿Qué
clase de sexualidad se quiere con una virgen madre y sumisa? No puede
haber ciudadanos de segunda", explica Lozada, de 44 años.
CAEL nació en 2010 para contrarrestar un proyecto de libertad religiosa
presentada por la ex diputada Cinthya Hotton. "Para nosotros esto es un
acto político. Les pedimos que dejen de reclutar fieles a la edad de un año.
Una persona tiene que poder decidir. Y no hablen más en nuestro nombre.
Es un acto simbólico que ayuda a tomar conciencia", explica Lozada.
/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/infobae-wp/wp-content/uploads/2018/08/08160559/apostasia-colectiva-marcha-aborto-1.jpeg)
Según esta Coalición, el Estado aporta 20 mil millones de pesos anuales
(sin contar exenciones impositivas) a la Iglesia Católica, en
proporción a sus fieles bautizados."Y estan las tierras fiscales que
posee. Recibe entre 500 y 1.000 propiedades por año", asegura Brusa.
Juano Beni llegó a la mesa de CAEL junto a su novio Julián Spandrio.
Los dos llenaron el formulario con la cara pintada de verde. "El
bautismo es un trámite en contra de la voluntad. Yo no pude elegir.
Y quiero mi soberanía. Además para aportar a la quita de poder de la
Iglesia en las decisiomes y lo que pasa en el Congreso", dice Beni, y le
da un beso a la estampita del "San Cayetano abortero".
SEGUÍ LEYENDO:
Comentarios
Publicar un comentario