Militantes Tupamararos detenidos y desaparecidos en el Ex Regimiento de Puente Alto: Exilio uruguayo y la antesala de la Operación Condor.
Militantes Tupamaros detenidos y desaparecidos en el Ex Regimiento de Puente Alto: Exilio uruguayo y la antesala de la Operación Condor.
Militantes
Tupamaros detenidos y desaparecidos en el Ex Regimiento de Puente Alto:
Exilio uruguayo y la antesala de la Operación Condor.El 29 de setiembre de 1973 son detenidos los jóvenes uruguayos Ariel Arcos Latorre, Juan Antonio Povaschuck Galeazzo y Enrique Julio Pagardoy Saquieres quien junto a otras 4 personas, incluidas dos mujeres (una de ellas embarazada), se encontraban refugiados en las dependencias de la Minera El Volcán, una mina abandonada al interior del Cajón del Maipo. Tras el golpe cívico-militar, el objetivo del grupo era cruzar la cordillera hacia Argentina en busca de exilio. Fue en esas circunstancias donde fueron detenidos por carabineros de la Subcomisaria de San José de Maipo, que luego de registrar su detención, los trasladaron en un camión al Regimiento de Ingenieros N°2 de Puente Alto, lugar que, a pocos días del golpe cívico-militar, funcionaba como centro de detención, torturas y desaparición.
Ahora bien ¿Cómo entender la detención de esas 7 personas, y posterior desaparición de los tres ciudadanos uruguayos?.
El grupo había llegado a Chile en calidad de refugiados durante el Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973). Como bien se caracteriza ese periodo en América del Sur de despliegue de procesos regímenes autoritarios, en el caso de Uruguay este comienza mucho antes del golpe de Estado consumado en junio de 1973. Durante los gobiernos de Jorge Pacheco Areco (1968-1972), y posteriormente de Juan María Bordaberry (1972-1973), se hace uso de las denominadas Medidas Prontas de Seguridad, que en breve, supone el uso de poderes de emergencia que habilitan al Poder Ejecutivo de Uruguay suspender transitoriamente las garantías constitucionales que protegen las libertades individuales. Fue en ese marco en que miles de detenidos por razones políticas, muchos y variados militantes de la izquierda uruguaya, hicieron uso de una medida constitucional la cual permite optar a la posibilidad de salir del país. Según cifras dadas por el propio Manuel Contreras -jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA- cifró en un anexo en su libro un total de 1100 uruguayos, en su mayoría tupamaros. Otras fuentes, como la publicada en el diario “La Tercera” (del día 19 de septiembre de 1973), cifra en 3256 uruguayos. Lo cierto es que fue el ascenso del autoritarismo en Uruguay (así como en otros países de la región), en conjunto con el inicio de un proceso inédito de la vía democrática al socialismo en Chile, el que permitió la llegada de un gran número de refugiados uruguayos militantes de izquierda durante los años 1970 y 1973.
El exilio en Chile no fue sólo una oportunidad de asilo, sino también significó la posibilidad de intercambio y de discusión política entre los diferentes militantes de izquierda uruguayos (Frente de Liberación Nacional Tupamaro, Partido Comunista, Partido Socialista Uruguayo, Movimiento Revolucionario Oriental, entre otras), y las organizaciones políticas de izquierda existentes en Chile, como es el caso del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), con quien se coordinó con grupos de militantes tupamaros intercambio en aspectos técnicos y operativos, así como de cuestiones relacionadas a la discusión política e ideológica del proceso en marcha. En el caso particular del grueso de militantes tupamaros, la dirección de esa organización y el gobierno de la Unidad Popular coordinaron la acogida del masivo contingente de militantes, y que como publica el diario “El Día” de Uruguay, el gobierno de Chile le habría concedido empleos públicos a alrededor de 700 tupamaros en diferentes empresas estatales del área social. Finalmente, y como fruto además de la llegada de otros exiliados de movimientos revolucionarios del continente, nace en Chile la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), donde grupos de dirigentes de distintas guerrillas que se encontraban en Chile discuten temas para mejorar sus organizaciones, así como líneas políticas y financiamientos de acciones.
Si bien, con el golpe cívico-militar se produjo un gran éxodo de los refugiados (ya sea mediante las embajadas así como por pasos legales e ilegales hacia países limítrofes), muchos permanecieron en el país, siendo detenidos y desaparecidos por los organismos de inteligencia. Ariel Arcos Latorre, Julio Enrique Pagardoy, Juan Antonio Povaschuk Galeazzo, militantes del MLN-T, son parte de la larga lista de militantes de izquierda latinoamericanos detenidos desaparecidos en Chile. La detención de este grupo de jóvenes militantes uruguayos es parte de la antesala de lo que en 1975 se formaliza en Santiago de Chile, y que se conoce como el Plan Cóndor, esto es, la coordinación entre los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas de los diferentes países (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) para perseguir y exterminar a los movimientos guerrilleros, partidos y grupos de izquierda enemigos de los regímenes autoritarios involucrados.
Referencia bibliográfica:
Alonso, J. (2016). Uruguayos en Chile: de la solidaridad al exilio (1970-1973). IX Jornadas de Sociología de la UNLP, 5 al 7 de diciembre de 2016, Ensenada, Argentina. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eve…/…/ev.8862.pdf
El grupo había llegado a Chile en calidad de refugiados durante el Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973). Como bien se caracteriza ese periodo en América del Sur de despliegue de procesos regímenes autoritarios, en el caso de Uruguay este comienza mucho antes del golpe de Estado consumado en junio de 1973. Durante los gobiernos de Jorge Pacheco Areco (1968-1972), y posteriormente de Juan María Bordaberry (1972-1973), se hace uso de las denominadas Medidas Prontas de Seguridad, que en breve, supone el uso de poderes de emergencia que habilitan al Poder Ejecutivo de Uruguay suspender transitoriamente las garantías constitucionales que protegen las libertades individuales. Fue en ese marco en que miles de detenidos por razones políticas, muchos y variados militantes de la izquierda uruguaya, hicieron uso de una medida constitucional la cual permite optar a la posibilidad de salir del país. Según cifras dadas por el propio Manuel Contreras -jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA- cifró en un anexo en su libro un total de 1100 uruguayos, en su mayoría tupamaros. Otras fuentes, como la publicada en el diario “La Tercera” (del día 19 de septiembre de 1973), cifra en 3256 uruguayos. Lo cierto es que fue el ascenso del autoritarismo en Uruguay (así como en otros países de la región), en conjunto con el inicio de un proceso inédito de la vía democrática al socialismo en Chile, el que permitió la llegada de un gran número de refugiados uruguayos militantes de izquierda durante los años 1970 y 1973.
El exilio en Chile no fue sólo una oportunidad de asilo, sino también significó la posibilidad de intercambio y de discusión política entre los diferentes militantes de izquierda uruguayos (Frente de Liberación Nacional Tupamaro, Partido Comunista, Partido Socialista Uruguayo, Movimiento Revolucionario Oriental, entre otras), y las organizaciones políticas de izquierda existentes en Chile, como es el caso del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), con quien se coordinó con grupos de militantes tupamaros intercambio en aspectos técnicos y operativos, así como de cuestiones relacionadas a la discusión política e ideológica del proceso en marcha. En el caso particular del grueso de militantes tupamaros, la dirección de esa organización y el gobierno de la Unidad Popular coordinaron la acogida del masivo contingente de militantes, y que como publica el diario “El Día” de Uruguay, el gobierno de Chile le habría concedido empleos públicos a alrededor de 700 tupamaros en diferentes empresas estatales del área social. Finalmente, y como fruto además de la llegada de otros exiliados de movimientos revolucionarios del continente, nace en Chile la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), donde grupos de dirigentes de distintas guerrillas que se encontraban en Chile discuten temas para mejorar sus organizaciones, así como líneas políticas y financiamientos de acciones.
Si bien, con el golpe cívico-militar se produjo un gran éxodo de los refugiados (ya sea mediante las embajadas así como por pasos legales e ilegales hacia países limítrofes), muchos permanecieron en el país, siendo detenidos y desaparecidos por los organismos de inteligencia. Ariel Arcos Latorre, Julio Enrique Pagardoy, Juan Antonio Povaschuk Galeazzo, militantes del MLN-T, son parte de la larga lista de militantes de izquierda latinoamericanos detenidos desaparecidos en Chile. La detención de este grupo de jóvenes militantes uruguayos es parte de la antesala de lo que en 1975 se formaliza en Santiago de Chile, y que se conoce como el Plan Cóndor, esto es, la coordinación entre los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas de los diferentes países (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) para perseguir y exterminar a los movimientos guerrilleros, partidos y grupos de izquierda enemigos de los regímenes autoritarios involucrados.
Referencia bibliográfica:
Alonso, J. (2016). Uruguayos en Chile: de la solidaridad al exilio (1970-1973). IX Jornadas de Sociología de la UNLP, 5 al 7 de diciembre de 2016, Ensenada, Argentina. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eve…/…/ev.8862.pdf
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