Jorge Fernández Díaz: la "secta kirchnerista", el Papa que "agrandó la grieta" y los errores de Mauricio Macri
Jorge Fernández Díaz: la "secta kirchnerista", el Papa que "agrandó la grieta" y los errores de Mauricio Macri
En un extenso reportaje, el reconocido periodista habló con Infobae sobre la reedición de su biografía de Bernardo Neustadt, el ascenso de los nacionalismos alrededor del mundo y la actualidad nacional
Es uno de los periodistas más exitosos tanto en su oficio como firmando
en su faceta de escritor. Transita el género de la ficción que lo vio
imponerse en ventas con su novela "El Puñal" al mismo Dan Brown del
Código da Vinci pero no deja de realizar crónicas e investigaciones.
Aquí podría inscribirse su flamante "El hombre que se inventó a sí mimo.
El lado B de laf historia política argentina y los secretos de un
personaje maldito", una rigurosa biografía de Bernardo Neustadt que,
según el propio autor, "se transforma en un libro de historia que bucea
en el peronismo, los golpes, el neoliberalismo y todo lo ocurrido en los
últimos años".
Jorge Fernández Díaz
se apasiona cuando habla de Neustadt. Relata cuando el mítico
periodista consiguió prohibir de hecho su libro hce 25 años ("llamó a
todos los canales y radio, a los periodistas y les decía que no me
hiciera una sola nota ni mención") y cuán impactante el encuentro que
mucho tiempo después tuvo con el inventor de "Tiempo Nuevo".
MIembro de la Academia de Letras, Jorge no pierde nunca el trato
cercano y el lenguaje cálido hasta que habla del gobierno de los
Kirchner: "Hipotecaron todo. Estamos pagando la hipoteca de esa secta",
define. Sobre este tema y tantos otros, habló con Infobae. Aquí, la
entrevista.
—Reeditás un libro que tiene que ver con Bernardo Nesutadt, alguien muy polémico en la Argentina.
—Sí. Mirá, ese libro es un libro maldito, un libro que fue silenciado.
El señor protagonista de ese libro cuando salió el libro hace 25 años
llamó a todos los dueños de medios y a la mayoría de los periodistas y
les pidió que por favor no me hicieran una nota, una entrevista, me
silenciaron y me censuraron en todos lados. Casi no salieron reseñas.
Únicamente algunos amigos presentaron el libro, entre ellos Daniel
Hadad, que fue uno de los que rompió el cerco y me apoyó en ese momento.
Fue un libro silenciado del cual yo me olvidé, después seguí
escribiendo novelas, artículos, relatos, etcétera. Pero mi editor hace
unos meses me dijo: "Lo volví a leer, ¿y sabés qué? Es un libro de
historia, de historia política." Eso me impactó mucho, me obligó a
leerlo, a releerlo, y por supuesto inmediatamente a corregirlo, a
corregir cosas. Me di cuenta que tenía una gran vocación narrativa, está
lleno de escenas, de diálogos, de climas, de suspenso, etcétera, aunque
todo es estrictamente verídico. Y me obligó a terminarlo porque en 1993
por supuesto que el protagonista, que es Bernardo Neustadt, que era el
hombre más importante de la Argentina después de Menem, había llenado la
Plaza de Mayo en ese momento.
—Claro.
—Tenía una influencia decisiva y un poder absoluto. Luego de que salió
el libro le empezaron a ocurrir una serie de cosas misteriosas, algunas
naturales también, de decadencia, y entonces las cuento. Entonces por
primera vez para mis lectores que no conocen este libro, es un libro
maldito, silenciado, logré terminarlo, reescribirlo, y hoy se lee como
un libro de historia donde está Perón, Alfonsín, donde está el lado B de
la política, de las relaciones carnales del periodismo con la política,
desde Pepe Eliaschev y Jacobo Timerman hasta "Lani" Hanglin y Frondizi y
Galtieri. Creo que releyéndolo y reescribiéndolo entendí muchas cosas
del presente, o me hizo repasar cosas de por qué llegamos aquí, cómo y
de dónde y las equivocaciones que hubo. Te cuento algunas anécdotas que
merecen quizás la pena: una de ellas es que el gran verdugo del
peronismo durante décadas como fue Bernardo había sido afiliado
peronista, había trabajado con el vicepresidente Teisaire de Perón y
había formado parte del Consejo Nacional Justicialista.
—Hermoso.
—Y el día que cae en el 55, llovía sobre Buenos Aires en septiembre del
55, ya estaba en la cañonera Perón, Neustadt tiraba para quemar y para
destruir papeles y carpetas delicadas, comprometedoras del Consejo
Nacional Justicialista. Las tiraba por la ventana hacia un camión y se
las llevó y las quemó. Y lo metieron preso durante la Revolución
Libertadora y él cayó en desgracia, se refugió en la revista Racing, y
cayó en desgracia y se prometió a sí mismo no caer nunca más. Y a
partir de ese momento descubrió que él no podía seguir a ningún partido
político, que tenía que seguir siempre a los empresarios, porque los
empresarios estaban siempre. De hecho cuando hablo con empresarios me
doy cuenta que dicen "Bueno, Neustadt siempre fue lo que fuimos
nosotros, nosotros siempre fuimos oficialistas, fuimos frondicistas
cuando estaba Frondizi, fuimos de Onganía cuando estaba Onganía, nos
representaba a nosotros".
Y las anécdotas con Perón. Perón lo recibe en Puerta de Hierro. Las
peleas con Massera. Los apoyos con Videla. Realmente el rol decisivo que
tuvo con Alfonsín, creo que fue el mayor verdugo de Alfonsín. Uno
podría decir cuál fue el mayor verdugo, el peronismo, Ubaldini…
—Los trece paros…
—Pero si uno examina detenidamente, el jefe de la oposición fue
Bernardo Neustadt. Alfonsín se volvía loco, lo combatió como pudo. Hay
una anécdota muy interesante, lo llama Alfonsín a Olivos y él tiene una
discusión a los gritos y Bernardo pega un portazo y sale. Pero cuando
sale ve que está lloviendo con todo y que se olvidó adentro el piloto.
Entonces vuelve a tocar la puerta, cuando va a tocarla se abre la puerta
y está Alfonsín con el piloto y le dice: "Usted podrá decir cualquier
cosa de nosotros menos que somos chorros".
Es decir, las anécdotas muestran todo ese entramado, con Menem de una manera muy decisiva, el día que gana Menem y va a Tiempo Nuevo, brindan,
todavía no tenían relación, Menem con las patillas, nacionalista,
etcétera. Él sigue con ese programa hasta las doce y media de la noche.
Cuando sale Bernardo a la calle pasa un auto chiquito y le tocan bocina,
se asoma era Menem. Menem manejándolo, solo, absolutamente solo. Y le
dice: "Bernardo venite, vamos a comer una pizza." Entonces Bernardo sube
y se van a Casona de Roque, todo el mundo ve al presidente electo con
Neustadt. Se van a un rincón a comer y Menem le dice algo fundamental
para los libros de Historia, le dice: "Bernardo, ¿vos te creés que yo no
sé para dónde va el mundo? El mundo va para otro lado, yo no podía
decirlo eso. Y además hay algo más dramático todavía, yo no tengo los
cuadros políticos para redirigir al peronismo a donde tiene que ir.
Entonces lo que te hago es una pregunta, ¿vos me podés hacer una lista
con las personas que pueden hacer ese cambio?" Y Bernardo pela un papel y
le hace la lista de los llamados abonados de Tiempo Nuevo, que era los que iban siempre.
—Impactante.
—Domingo Felipe Cavallo, Guido Di Tella, Jorge Triaca padre, María
Julia Alsogaray y otros, yo doy toda la lista. Con los cuales Menem
constituye su gabinete. De alguna manera Neustadt le coloca el
neoliberalismo adentro del gobierno y luego le voltea ministros, el
poder que tenía sobre Menem era terrible. Y después la guerra que hubo
con Menem también fue tremenda.
—Además
hay algo inobjetable en Bernardo Neustadt para los que nos gustan los
medios: plasmó una matriz de cómo hacer radio y cómo hacer televisión. O
sea, hay un modo, el diálogo uno a uno con la cámara, las llamadas
telefónicas en la radio. Era un hombre de una destreza para hacer medios
de comunicación notable.
—Yo creo que lo inventó casi todo, las newsletters, las conversaciones
con empresarios, las columnas políticas de determinada textura, lo que
hizo en la radio. El mix de la radio, era un maestro del mix. La idea de
cómo caminar un estudio de televisión. Y a la vez cosas oscuras,
siempre fue un gran lobista de determinadas causas. Se volvió
multimillonario. También es cierto que se volvió multimillonario no solo
por los lobbies sino porque el rating que tenía Bernardo Neustadt era
de 30 puntos, se paraba el país. Incluso lo veíamos para odiarlo muchos
de nosotros.
—Sí, claro.
—Ahora, la pregunta que yo siempre me hacía era qué pasaba detrás. Cuál
era la vida detrás. Y a mí no me interesaba ni que quedara bien ni que
quedara mal, lo que yo simplemente era narrarlo como si fuera un personaje de novela como Limonov o
como alguno de esos grandes personajes y hacer una novela verídica,
absolutamente verídica con su vida. Por supuesto que alguien que como
muchos grandes comunicadores tuvo una infancia, una adolescencia
marginada, bullying, problemas, abandono, un drama. Mirá, en todo gran
periodista y en todo gran escritor noto que hubo alguna cosa…
—Alguna cosa sufriente.
—Sí. Venimos fallados de fábrica los que vivimos luego de la comunicación.
—Mariano
Grondona, con quien yo tuve el gusto de trabajar, pudo seguir al aire
-con otra repercusión, claro, pero de todas formas- hasta que
físicamente no pudo más. Bernardo, por otro lado, sufrió un final
abrupto y termina casi ignorado. Cuando muere, en el Día del Periodista,
además, algo que recuerdo perfectamente porque estaba trabajando con
Grondona en la radio, sentí que fue algo que sucedió sin pena ni gloria.
—Sí, fue despreciado, pero él se ganó parte de ese desprecio porque
hizo cosas… Se volvió realmente un operador, no es que simplemente era
alguien que tenía posición tomada, lo cual me parece muy bien, en toda
la historia del periodismo hay periodistas con posiciones tomadas. Pero
ese no es el problema, el problema es que fue un operador muy grosero
durante la Dictadura, contra Alfonsín, a favor de Menem de manera
desembozada. Eso yo creo que lo perjudicó.
Sin embargo, te voy a decir algo. Creo que su caída se debe a
simplemente que hay un momento en que un periodista desconecta con su
audiencia. Porque él tuvo muchas acechanzas y se levantó de esas
acechanzas, pero ésta vez lo agarró cansado, lo agarró sin el olfato y
desconectó. Y hay otro ejemplo, no lo voy a dar al aire porque me parece
que sería ingrato con muchos colegas que desconectaron, que
desconectaron de su propia audiencia. Y sí, nos volvemos viejos. Las
audiencias cambian, si tenemos suerte llegamos lo más lejos posible con
esa conexión, y luego nos dejan.
—Algo pasa.
—Algo pasa, cambia el mundo, cambia la sociedad, cambia la conciencia
política. Yo creo que eso también le pasó a Bernardo. El final que yo
cuento es muy fuerte, él me mandó una carta pidiéndome perdón por lo que
me había hecho y nos encontramos en Puerto Madero cuando él ya no era
el que había sido, por supuesto. Y él estaba muy resentido porque muchos
que lo habían criticado habían copiado su fama, su guita, sus lobbies,
sus maneras, y dice "claro, contra ellos nadie les dice nada, ahora
todos los pecados que me cargaban a mí ahora los hacen otros ¿y qué
pasa, yo era el único culpable?" Es un personaje fascinante porque está
el bien y el mal como en cualquiera muy mezclado. Pero sobre todo yo
creo que es un libro de Historia. Eso lo que yo más rescato es que,
porque lo volví a leer y volví a ver lo que era el peronismo en el
poder, volví a leer lo que era Frondizi en el poder, lo que era Guido,
lo que eran los militares, los entresijos, cómo era el periodismo de la
década del 40, del 50, del 60. Sus peleas son muy significativas, la
pelea con Jacobo Timerman que duró décadas. Se conocen en 1957 en Clarín y
Jacobo le dice: "Ah, vos sos el cronista deportivo. Bueno, vos seguí
siendo cronista deportivo porque de política no entendés nada", eso es
inmediatamente que los presentan. Y a lo largo de toda su vida se
pelearían denodadamente. Jacobo Timerman tiene mucho más prestigio que
Neustadt, aunque Neustadt fue mucho más importante para el periodismo,
pero Jacobo hizo negocios con los gobiernos y con gobiernos militares de
manera tremenda, verdaderamente. Pero como te decía, me parece que es
un libro de Historia, yo cada vez leo más Historia.
—Y aparte leo en las columnas tu interés por encuadrar históricamente lo que estás diciendo sobre la coyuntura.
—Sí, porque creo que los periodistas, muchos colegas, me parece que en
este momento particular, o tal vez sea porque yo ya me estoy volviendo
mayor, parece como que solo hablan de lo que pasa hoy, como si lo que
pasa hoy es lo único que pasa. Y la verdad es que lo que pasa hoy tiene
que ver con lo que pasó, no todo lo que pasó es relevante pero si vos
vas a terapia es importante lo que te pasó esta semana, pero no cabe la
menor duda que esto está inscripto en algo mucho más grande, quién sos,
cómo era tu familia, cuáles fueron tus grandes malentendidos, en qué se
inscribe lo que sos. Y me parece que el periodismo está muy acostumbrado
a leer Twitter en lugar de leer historia, historia política, que es tan
apasionante, porque las cosas que suceden hoy han sucedido otras veces
bajo distintos formatos. Los politólogos están enamorados de la gran
novedad, no hay ninguna gran novedad, hay empaquetamientos nuevos a
fenómenos de siempre en el mundo, de siempre. De hecho, éste momento tan
particular del mundo es muy parecido a 1920, 1930. Las cosas que se
dicen y que se decían en ese momento son parecidas. La crisis de la
democracia, que la daban por terminada la democracia en Europa, por
agotada, porque eran débiles, porque no sé qué, y el nacimiento de
autocracias y de nacionalismos que en nombre del pueblo venían a
restituir la verdad ya se vivió, se vivió, se dijo. Por supuesto que hoy
no estamos frente a fenómenos fascistas pero sí frente a fenómenos
populistas que según historiadores y analistas del populismo lo que te
dicen es muy claramente el populismo es aquel fascismo de entonces,
aquel socialismo nacional, vamos a ponerlo en términos más presentables,
o nacionalismo católico si querés, porque se unen más o menos todas
esas corrientes, con toda la violencia que permite la posmodernidad, que
no se permite quebrar completamente la democracia pero se permite ser
el caballo de Troya, entrar en la democracia y forzar los límites. Eso
lo estamos viendo en Estados Unidos, lo estamos viendo en Italia, lo
estamos viendo…
— En Alemania.
— Lo vamos a ver ahora en Brasil. Lo hemos visto aquí con los Kirchner.
Es decir, son fenómenos que ya ocurrieron, vuelven a ocurrir de maneras
pasteurizadas a la manera de esta época. Pero si nosotros no
estudiamos, y además realmente como dice Pérez-Reverte, la historia es
analgésica, porque la historia calma el dolor del presente, porque si
uno vive en el puro presente se equivoca, no tiene puntos de referencia
de dónde vive y dónde está. Entonces yo en ese sentido creo que muchos
colegas viven en Twitter, viven en lo que les dijo un ministro ayer, lo
que le dijo Massa. A ver, para poner un ejemplo: el Papa si firmó o no
firmó una remera. Y bueno, si esto fue un gesto mayor. Cuando hay toda
una bibliografía de quién es Bergoglio, de qué representa y cuál es el
proyecto político de la Iglesia de Bergoglio.
—Ayer te escuché en una nota en la que decías que el proyecto de Bergoglio no era ser el Papa sino ser Perón.
—Yo no digo que es su proyecto, yo digo que él jamás soñó con ser el
Papa, pero sí soñaba con ser Perón, le encantaba la política. A pesar de
que no creo que sea un buen político, toda su visión tiene que ver con
el peronismo estructuralmente. No es el único, deviene de un grupo muy
importante de nacionalistas católicos que tomaron al peronismo como el
gran salvador de la nación católica como dice Loris Zanatta. Y por
supuesto que tuvo problemas el peronismo con la Iglesia, hubo iglesias
quemadas, pero fue un momento muy particular. Mussolini también había
tenido problemas con la Iglesia, la misma clase de problemas, son
líderes tan omnipotentes que bueno, ya había casi un catecismo del
"Duce" y un catecismo de Perón, un catecismo de Evita, ya se estudiaba
místicamente casi en las aulas, entonces empezó un conflicto con la
Iglesia grave hasta que se saldó, Mussolini la saldó con plata y con
otras cosas y con Perón la saldó, luego volvió y se arregló con la
Iglesia. Siempre hay que aclarar de todas formas que hay un montón de
obispos y un montón de militantes católicos que están asombrados y
asustados con lo que ocurre, que no tienen que ver con el nacionalismo
popular que propugna Bergoglio y que les parecen insólitas estas
posiciones que está tomando el Papa, quien yo creo agrandó la grieta en
la Argentina. Hizo una típica movida de líder nacionalista. Decir que él
buscaba la unidad, bajo su mando por supuesto, siempre la unidad es
bajo su mando, pero a la vez dividir en buenos y malos. ¿Quiénes son los
malos? Cualquiera que forme parte de lo que Perón llamaba el
demoliberalismo. ¿Qué es el demoliberalismo? Bueno, es cualquier cosa
que funcione dentro de una democracia representativa, socialdemocracia,
derecha…
—Neoliberal.
—Neoliberal. Cualquiera de esos partidos que formen parte de la
decadente- porque ahora está lleno de sepultureros prematuros de la
democracia- democracia representativa que nosotros los argentinos no
conocemos. La democracia representativa en su plenitud no la vivimos
nunca, con división de poderes, vivimos dos años de Alfonsín y después
también según los historiadores ni siquiera la hemos podido completar.
—Es muy interesante lo que decís, nosotros abjuramos de un sistema que prácticamente no ejercimos.
—Nosotros vamos contra el mundo. El mundo que sí creció con la
democracia republicana ahora nos está diciendo "Bueno, no soluciona los
problemas". Porque siempre que no funciona la economía el problema es la
democracia, ¿no? Yo creo que con la democracia pasa como con una
familia disfuncional, donde el padre es un pésimo administrador, pero
nunca se habla en casa, pero falta la guita, no se paga la cuota de los
colegios, hay quilombos, cierra el negocio de él, pero no se habla. Y
después está la madre, una madre que castra y que no permite hablar de
la sexualidad, de las drogas, de los problemas internos, etcétera.
Entonces bueno, los chicos salen drogadictos, pasa de todo. Entonces
alguien llega a la conclusión de que la familia como organización humana
es un desastre. No, esa familia es un desastre, esa familia no
funciona. Te diría que los principales problemas de la democracia
europea hoy son económicos, ¿pero cómo no va a ser económicos si hace
diez años el gran flujo de dinero que iba hacia la Unión Europea fue
hacia Asia? Por eso es que Asia está creciendo de manera espectacular y
Europa decrece. Claro, ese malestar produce el "Bueno, ¿quién tiene la
culpa?
—El sistema.
—La democracia. A la pelota, porque la última vez que se repudió la
democracia no terminó bien, no terminó bien la humanidad. Lo mismo que
pasa con Estados Unidos. ¿Cuál es el problema de Trump? Que no se hacía
cargo nadie de algo que ocurría. Mirá, los intelectuales que ahora nos
dicen que la democracia está en decadencia, son los mismos que nos
dijeron veinticinco años a vos, a mí y a todos, que la globalización era
un truco de los países ricos para perjudicar a los países pobres.
Resulta que fue al revés, hizo crecer a muchísimos países…
—Periféricos.
— Exacto, y perjudicó a Europa y a Estados Unidos. A tal punto
perjudicó que Estados Unidos tuvo que elegir a un tipo que lo defendiera
de la globalización. ¿Alguien pidió perdón? ¿Alguien de los grandes
intelectuales y politólogos del mundo pidió perdón por las sandeces que
nos estuvieron diciendo durante veinticinco años? Nadie. Y vas a ver que
nadie dentro de veinte años va a pedir disculpas sobre que la
democracia estaba terminada o estaba en dificultades graves.
Y después es cierto que la democracia hay que analizarla en el caso de
Brasil, porque es bien interesante. Yo creo que Bolsonaro no hubiera
ganado, por más que fuera Bolsonaro, si no llevaba tres o cuatro años de
recesión profunda Brasil. Y sobre todo si el progresismo hubiera
hablado, pero el progresismo ahí actuó como esa madre castradora, ¿no?
— De esto no se habla.
— No se habla ni de la corrupción, que es lo que hacen los
kirchneristas acá, "no, la corrupción no es importante". Bueno, la
corrupción no era importante para el PT, entonces no había problemas.
Pero sí, era muy importante al final para el votante. Y una de las cosas
principales, no se hablaba de la inseguridad, un tabú impresionante que
hay también en la Argentina, hablar de la inseguridad es de fascista,
de derecha, es un problema de orden, cuidado, mano dura, fascismo. Para,
pará, la inseguridad es un tema que perjudica principalmente a los
pobres y que es un tema fundamental que si no se hace cargo el
progresismo se hace cargo el fascismo, lo cual es decirlo de manera
simplificada. Al no poder hablar de eso en Brasil hubo, vos lo sabés,
65.000 muertos el año pasado.
—Sí, claro. Te traigo brutalmente a la coyuntura y admitime que hagamos un poco de Twitter.
— Por supuesto.
—
¿Qué te pasa, si es que las encuestas tienen algún rigor de verdad,
cuando Cristina Fernández de Kirchner aparece con una intención de voto
del 30%?
— A mí me parece totalmente lógico, porque éste Gobierno vino a pagar
una hipoteca, y no ha dejado de pagar ni un solo día la hipoteca.
Primero es un milagro que un gobierno no peronista no haya volado por el
aire, porque desde 1926 a la fecha ninguno ha logrado terminar bien en
tiempo y en forma. Esperemos que éste lo consiga al menos. Y lo que ha
hecho todo el tiempo es "te tengo que subir las tarifas…" Y todo el
tiempo dando malas noticias. Y los otros diciendo "¿vieron que nosotros
les entregamos? Vivíamos en un paraíso". Es totalmente lógico que más
allá de la secta kirchnerista militante, que yo creo que tiene
legitimidad, ahora si querés voy a hablar bien de la grieta, porque
nadie habla bien de la grieta pero yo voy a hablar bien ahora en un
ratito si querés. Más allá de gente que está totalmente convencida de
ese proyecto en el sentido militante. No es que solamente vivían de eso
sino que están convencidos de eso, tengo muchos amigos que están
convencidos de eso, escritores, etcétera, periodistas, me da la
impresión que hay un montón de gente que estaba mejor hace cuatro años
cuando no había que pagar la fiesta que ahora que hay que pagar la
fiesta, una fiesta de nadie, una fiesta donde el transporte costaba más
barato. Donde además no sabías bien cuando había inseguridad, no sabías
porque hicieron un apagón…
— Estadístico.
—…Que les permitía decir que teníamos la inseguridad perfecta, la
seguridad perfecta teníamos. Es decir, me parece natural. Y además me
parece que siempre un ex presidente peronista tiene una base residual
alta. Menem la tuvo. Menem con todo lo que pasaba…
—25%.
— ¿Cómo no la va a tener Cristina, que desde que se fue se sentó así a
reírse a ver cómo pagaban los giles estos pagaban la hipoteca de ella?
Ellos que fundieron todo, fundieron absolutamente todo. Entonces me
parece normal que Cristina tenga ese apoyo. Lo que no me parece normal
es que el peronismo no haya logrado construir otro liderazgo. Eso
realmente es muy impactante.
—¿Cuánto
influyó la obsesión comunicacional de éste gobierno de sostener el cuco
de Cristina para incluso públicamente mantener el escenario?
— Yo creo que le conviene pero creo que no hay una gran operación, que
es verdadero eso. Es decir, hay gente que quiere que vuelva Cristina.
Que es legítimo, es entendible como te acabo de decir. No me parece que
se pueda operar desde un gobierno una cosa así, no se puede operar, eso
existe y es legítimo. Así como es legítima la grieta, no sus expresiones
patológicas, no sus violencias. Me parece que esas violencias sería
deseable que no ocurrieran, violencias de las físicas y de las verbales
digamos. Y es muy lamentable que se haya metido en las familias. Pero
uno reflexionando a lo largo de los años creo que realmente no
desaparece porque es una discusión legítima y genuina de la Argentina.
—O sea vos defendés la discusión como tal de la grieta.
—Creo que es una discusión que viene de 1810, una discusión a grandes
rasgos entre nacionales y liberales. Cuando digo liberales no estoy
hablando de neoliberales, digo el liberalismo político, digo los
socialdemócratas, los radicales, algunos peronistas, economistas
realmente conservadores, todos esos. Que tienen una visión más
cosmopolita, que tienen una visión de apertura al mundo, de querer hacer
un capitalismo moderno dentro de una democracia republicana. Yo creo
que ese es un segmento de la población. Y después hay otro segmento de
la población que quiere vivir con lo nuestro, que quiere protección
industrial, que tiene una visión bandera, nacionalismo, patria sí
colonia no.
—Las reglas son un obstáculo si se contraponen con lo que…
—Si se contraponen. Que esas reglas hay que revisarlas porque son
reglas creadas por los liberales. Me parece que es una vieja discusión,
creo que es una vieja discusión. Yo te lo pondría en estos términos, yo
creo que Sarmiento es el gran escritor del siglo XIX, pero no solo
porque hizo Facundo y tantas otras obras, no es un escritor en
sentido gráfico, sino porque escribió sobre la Argentina, escribió la
Argentina. Hay una gran frase que dice: "Sarmiento soñó un país y
nosotros le creímos", y realmente ha sido el que dijo "Bueno, vamos a
crear un país así" y ese país es el país de Mitre, es el país de
Alberdi, es el país de Roca, es el país liberal si querés llamarlo de
alguna manera. Después está Perón, Perón es el otro gran escritor que
escribió sobre la Argentina. Me parece que Perón creó casi todo, creó el
reglamento con el que se habla de política, la lengua política, "bueno,
el parido se juega así, de tal hora, se agarra con la mano, no se
agarra". Es decir, creó todo, Perón creó todo. Por eso me parece que la
cosa más interesante para mí es levantarse contra ese padre y
discutirlo, discutir todo lo que creó ese gran escritor que fue Perón.
Y me parece que lo que te acabo de describir entre Sarmiento y Perón a
grandes rasgos, muy míticamente digamos, es la discusión argentina que
permanece. Que se volvió más berreta, que se volvió más posmoderna, que
se volvió más light, que se volvió farsesca por momentos, porque tampoco
podemos decir que el kirchnerismo haya practicado un nacionalismo
verdadero. Para dar un ejemplo, lo que hizo con la energía fue
catastrófico, si se levanta Scalabrini Ortiz se pega un tiro al ver lo
que hicieron con la pérdida de la soberanía energética. Pero es una
discusión de cuánto de nacional y de liberal necesita un país. Sería una
discusión magnífica que estuviera incluida dentro de un propio sistema
donde a veces ganen los nacionales y no destruyan todo y a veces ganen
los liberales y no destruyan todo y que entre los dos, un poquito de
nacional y un poquito de liberal, fueran construyendo un país.
Ahora, la idea de izquierda y derecha en la Argentina no existe desde
que existe el nacionalismo. No existe. Y persistimos en hablar en esos
términos. Hay una izquierda que es liberal y una izquierda que
nacionalista. Hay una derecha que es nacionalista y una derecha que es
liberal.
— Lo mismo respetuosa del sistema y otra no.
— Por eso hay muchos amigos que creen que tienen empatía y cuando de
repente aparece un fenómeno nacionalista -esto pasa en Cataluña por
ejemplo-, varios de izquierda lo miran a Serrat con desconfianza porque
claro, Serrat es un socialista, no es un nacionalista de izquierda,
¿pero estuvieron juntos? Sí, estuvieron juntos, casi afines, escucharon
la misma música, pero no eran lo mismo, porque cuando hay un
nacionalismo quiebra en dos el sistema. Y me parece que a lo que yo
aspiraría es a un sistema democrático pacífico donde estemos todos,
donde ahora gobierna uno, el otro, pero donde hay una comprensión, donde
todos como en España, como en el espíritu de la transición, todos
cedieron los extremos, recortaron los extremos, los dejaron afuera los
extremos para armar un país. Si el nacionalismo quiere armar un país sin
los otros es gravísimo. Y cuando yo escucho que los otros dicen que hay
que armar un país sin el peronismo, yo lo desearía pero no es posible,
yo lo desearía, yo desearía que el peronismo termine su ciclo final y se
convierta en otra cosa. Pero no es creíble, no es razonable.
—¿Macri te defraudó?
— Yo no tenía serias expectativas como para sentirme defraudado. No se
puede estar cinco años diciendo están quemando la Argentina y llegar el
momento en que hay que reconstruirla y creer que mágicamente… como creen
algunos ultra ortodoxos que dicen "Macri tendría que haber llegado y
aplicar un shock". ¿Ah sí? ¿Y cómo hubiera sobrevivido a un shock
Macri?¿Hubiera sobrevivido? ¿Hubiera llegado vivo a noviembre del año
pasado? ¿Y si perdía con el peronismo? Con Cristina en noviembre del año
pasado, ¿qué pasaba con la Argentina? ¿Con los inversores? ¿Con todo?
Me parece que nos pasamos la vida diciendo estamos en un momento
terrible y luego creemos que todo es así. Y me parece que no es así,
creo que eso también forma parte del pensamiento mágico, que a veces
está en la derecha, en la izquierda, en los liberales, en los
nacionalistas, en todos lados, en los periodista. Que estamos viviendo
el presente.
Creo que el Gobierno se equivocó varias veces, varias veces, no una
sola vez, varias veces. También creo que el gradualismo era lo posible
mientras había crédito internacional, hacerlo despacito esto para que no
fuera un cimbronazo muy grande. Creo que el mercado no se lo permitió y
tuvo que cambiar los planes. Tal vez si el mercado no se hubiera
movido, si Trump no hubiera ganado las elecciones a lo mejor esto
ocurría dentro de un año y medio, entonces ya dentro de un año y medio
necesitaba menos financiamiento y tal vez hubiera sido otra la cuestión.
También es cierto que cuando vos estudiás un poco la Historia,
argentina y mundial, pero para dar un ejemplo en la Argentina, la
cuestión internacional, que nosotros no le damos bola, es absolutamente
decisiva, absolutamente decisiva.
—Sí, claro.
—La soja a 500 que tuvo Néstor Kirchner le permitió ser Néstor
Kirchner. La soja a 150 que tuvo De la Rúa explica a De la Rúa. Después
la soja a 300 que tiene Macri explica más o menos cómo Macri no es De la
Rúa pero tampoco es Néstor Kirchner. Lo estoy simplificando pero la
soja es uno de los principales productos.
—Sin dudas.
—Brasil, con tres años de recesión, si tu principal socio es recesivo,
eso te cambia un gobierno. Qué sé yo, si Bolsonaro se hubiera hecho
cargo del gobierno hace tres años, por ejemplo, y había un boom
económico, nosotros estábamos en otra situación económica. Si ganaban
los demócratas, y, seguramente la Reserva Federal no hubiera subido las
tasas y no hubiera habido la corrida y esta mega devaluación que hubo
ahora. Yo creo que hay muchas cosas para tener en cuenta en el contexto.
Ahora, después por supuesto que el Gobierno dijo miles de cosas que
creía que iban a pasar y no sucedieron, ¿no? Que fueron amateurs en
muchos casos.
—Por último, ¿de qué lado de la grieta te ponés con Bernardo?
— No, no, yo trato de no demonizar a nadie, quiero que se vea la
complejidad de todos los personajes. De todos, de Perón, de Alfonsín, de
Frondizi, de Guido, y por supuesto también de los periodistas, de
Neustadt, y de todos los colegas, en el segundo capítulo muestro cuando
Bernardo está almorzando en su mansión con Pepe Eliaschev, con Daniel
Hadad, con Horacio de Dios, con un montón de periodistas
importantísimos, y les dice: "Les tengo que hacer una pregunta, ¿por qué
me odian tanto." Y me parece que la Historia es así, está llena de
grandes canallas que hacen cosas heroicas, héroes que hacen grande
canalladas, y la mayoría de las veces todos tienen sus grises, ¿no?
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